Después de pasar unos días en Barcelona, cogí el vuelo de Sterling que me llevaría a Estocolmo, la primera y única parada internacional de mi viaje. Todo fue sobre ruedas:
Ya en Estocolmo empieza lo divertido puesto que estaba sin el billete Stockholm-Luleå y necesitaba saber si podría volar ese día. Así que me puse a coger rápidamente las maletas, pero los suecos eso de esperar, como les mola (Según me dijo Dani ayer, un sueco en una cola es feliz porque tiene para pensar).
Así que después de 45 minutos, pude coger mis maletas me voy corriendo al mostrador de SAS. Le pregunto por un stand-by ticket para estudiantes y… sorpresa, me dije que no hay. Cara de susto al momento. Le pregunto por el precio de un billete normal entonces y me responde, sin despeinarse ni nada, que 2000 euros!!! Le pongo una mega-cara de pero-que-me-estas-contado y me dice que pruebe en FlyNordic, otra compañía aérea. Voy para el mostrador, queda poco para el vuelo, así que mi idea de visitar a Sirvent en Estocolmo aumenta con el tiempo. Le comento mi situación a la chica del mostrador y me dice que sí, que hay ese tipo de tickets y que me costará 350 Kr. Ohhhh, casi me levanto y la doy un beso, pero creo que aquí no ven bien esos arranques de alegría, así que le doy la mano y me piro. Una detalle, me pidió que la pagara en efectivo (“Cash” in English).
Ahora solo falta pillar la tarjeta de embarque y a ver como solvento
Cojo mi vuelo, pienso en un viaje tranquilo y viendo el paisaje, pero conozco a una chica que suponía que tenía 16 años, pero tiene 28. Me dice que vive en Boden, cerca de Luleå. Hablamos todo el viaje y al final nos intercambiamos direcciones para que un día me enseñe su zona. Debe ser la primera persona sueca que inicia una conversación de la historia, porque desde entonces… Y después de una hora y diez de vuelo llegamos a Luleå, donde me conecto por a una red wireless y mando mensajes tranquilizadores a casa.
Y allí están los chicos del LURC para esperarnos, pero es otra historia...
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